Desde pequeños, soñamos constantemente con nuevas ideas, nuevos proyectos, ilusiones, viajes, negocios, un sin fin de expectativas que sin embargo, tienen todas una barrera de entrada. Esas brillantes ideas se encuentran limitadas por la realidad.
Una realidad que dependiendo del país dónde uno nazca impulsarán o frenaran, dependiendo la familia dónde uno nazca impulsarán o frenaran, dependiendo las habilidades de uno impulsarán o frenaran. Dentro de todas las facilidades o limitaciones, el ingrediente esencial es quién las lleva a cabo, de qué forma se adapta a su realidad, que tan resiliente es, constante, superviviente, cómo de fuerte es ese sueño, esa idea que quiere llevar a cabo.
Todo emprendedor, se topa desde que arranca su aventura empresarial con las formalidades, trámites, registros y procesos necesarios, impuestos por los diferentes gobiernos, dependiendo del cual serán más o menos complejos, suponiendo una mayor o menor carga administrativa a sus espaldas.
Empiezo este blog semanal con mucha información que compartir y con persistencia suficiente para que sea el inicio de un bonito recorrido. Cómo decía Antonio Machado, "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".
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